LA SERENATA PARA CUERDAS, UNO DE LOS AMORES DE TCHAIKOVSKY

LA SERENATA PARA CUERDAS, UNO DE LOS AMORES DE TCHAIKOVSKY

Querido público,

Escribimos esta nueva entrada de cara a ir desgranando nuestra próxima cita del sábado 19 de marzo a las 19:00 horas en el Palacio de la Paz de Fuengirola. Desde la última entrada que escribimos, las cosas han cambiado, de hecho ahora mismo, fruto de una invasión de Rusia a Ucrania, sabemos que en suelo europeo hay una guerra sangrienta como todas, que a buen seguro, replanteará a medio y largo plazo la manera de relacionarnos con países que no respetan a democracias legítimas como la ucraniana. A ello, ni nuestro país, ni Europa ni el mundo entero están de espaldas, pero una vez expuesto esto con claridad, nos gustaría, una vez más, pero ahora con más rotundidad si cabe, levantar la bandera de la cultura como antídoto a estas barbaries. De ahí, que nuestra entrada de hoy, sobre un gran ruso, Tchaikovsky, sirva de ejemplo de solidaridad con tantos rusos que nunca serán partidarios de lo que ocurre.

El año de 1880 es para Tchaikovsky muy importante, en él escribe una de sus obras que más fama le han reportado en todo el mundo desde ese mismo año, la Obertura 1812, que precisamente conmemoraba la victoria de la resistencia, en este caso rusa, en ese año ante el avance de Napoleón Bonaparte en suelo ruso. Paradójico, ¿verdad?.

La otra gran obra que crea Tchaikovsky ese año es precisamente la joya que interpretará nuestra Iberian Sinfonietta el sábado 19 de marzo, la “Serenata para Cuerdas”. Es una obra por la que el compositor siempre sintió una especial predilección, él decía: “la escribí por compulsión interna. Esta es una obra de corazón, y por eso me atrevo a esperar que esta obra no carezca de cualidades artísticas."

La Serenata se estrenó en un concierto privado en el Conservatorio de Moscú el 3 de diciembre de 1880 y su primera interpretación en público fue en San Petersburgo el 30 de octubre de 1881 con la dirección de Eduard Napravnik. Fue su editor el que le había solicitado una nueva Sinfonía, pues veía que el público la demandaba, y para su sorpresa, el compositor le mandó una “Serenata”, y una oportuna explicación, pues Tchaikovsky le decía en una carta, refiriéndose a su Serenata para Cuerdas: “no sé si es porque se trata del más joven de mis hijos o porque en realidad no es tan mala, pero verdaderamente estoy enamorado de mi Serenata.” En otra carta, esta vez a su mecenas, la mujer que permitió con su aportación económica que Tchaikovsky pudiera cultivar su arte: “deseo con todo mi corazón que pueda escuchar la Serenata correctamente interpretada… y creo que el movimiento central, tocado por los violines, ganará su comprensión.”

La Serenata, como vemos es muy especial para Tchaikovsky, hay varias razones poderosas, una es que su primer movimiento, de los cuatro de la Serenata, lo dedica a Mozart, el ídolo de toda su vida. Tchaikovsky fue un erudito en la obra de Mozart, la conocía y la valoraba de principio a fin, y en esta Serenata hace un movimiento imitando absolutamente su estilo, como homenaje. También lo hará en otras obras como su Suite nº 4 “Mozartiana” o en sus Variaciones rococó para Violoncello. “El primer movimiento es mi homenaje a Mozart", escribió Tchaikovsky. "Se pretende que sea una imitación de su estilo, y estaría encantado si pensara que me he acercado de alguna manera a mi modelo”, escribía.

El segundo movimiento, el Vals, es en sí una obra con tanta personalidad y primorosidad que se interpreta en muchas ocasiones de manera independiente, en esta ocasión, Iberian Sinfonietta lo hará en su contexto original, dentro de toda la Serenata. En esta primorosa obra, Tchaikovsky recrea más sus propios Valses que los históricos de los Maestros Austríacos.

El tercer movimiento es una Elegía, y recordemos, una Elegía es una “Composición poética del género lírico en la que se lamenta la muerte de una persona u otra desgracia y que no tiene una forma métrica fija”. Se abre con un pasaje coral, luego aparecen los pizzicatos arpegiados en las cuerdas graves especialmente.

Finalmente, el cuarto movimiento, Finale (Tema Russo), abre con una introducción Andante basada en una melodía folclórica rusa, una "canción de arrastre" del Volga. Tanto el tema principal del Allegro con spirito, basado en la forma del coro de apertura de la Serenata, como el coro mismo, que es el gesto final del movimiento, proporcionan un sentido de unidad que abarca toda la obra. Para no perdérselo.

Jorge Rodríguez Morata
Coordinador de contenidos pedagógicos

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