EL TRINO DEL DIABLO: UN ENIGMA EN LA OBRA DE TARTINI

EL TRINO DEL DIABLO: UN ENIGMA EN LA OBRA DE TARTINI

Querido público:

El próximo concierto de noviembre será un concierto lleno de alicientes, la orquesta, el auditorio, obras de estreno, etc. Uno de ellos será doble, ya que habrá una obra para solista prestigiosa y reverenciada entre los violinistas de todas las épocas, así como del público. Y es que el próximo 25 noviembre la primera obra del concierto será “El trino del diablo”, una famosa sonata de Tartini, uno de los grandes violinistas de la escuela italiana barroca. Si a eso le sumamos que el solistas será nuestro Enrique Tudela, el concertino de Iberian Sinfonietta, hace que sea un día muy especial para la orquesta, para el concertino y será una magnifica apertura del concierto de noviembre. Conversamos con el Maestro, Enrique Tudela, a propósito de su trabajo en esta obra. Como podrán comprobar, siempre hay un gran estudioso y un apasionado del arte y de la música tras el instrumento.

Inauguras el concierto de noviembre con el trino del diablo, la conocida sonata para violín en sol m de Tartini. ¿Qué sensación tienes?

Es una mezcla compleja de sensaciones. Es una obra que cuesta desglosar a nivel intelectual y violinístico, por lo tanto, considero que es una gran oportunidad el poder retomarla en el contexto de la orquesta como solista, ya que es una obra que normalmente solemos interpretar en recitales. Emocionalmente, el hecho de estar acompañado por la orquesta Iberian Sinfonietta y mi director Juan Paulo Gómez, con el que llevo tocando desde hace cuatro años, es un privilegio. Sinceramente, estoy emocionado y con muchas ganas de que llegue ese día.

Háblanos de esa obra y de ti con respecto a ella

Voy a empezar diciendo algo sobre mí en relación a "El trino del diablo". Esta obra, es un pináculo del repertorio violinístico. Cuando comienzas la carrera de violín, creces y te desarrollas con las leyendas que rodean a su interpretación, sobre todo respecto a la cadencia final compuesta por Fritz Kreisler. Todos los violinistas tarde o temprano en nuestra educación hemos pasado por esta obra, sobre todo para desarrollar y estudiar aspectos técnicos del violín. Pasada esta época, es una obra que terminas amando y admirando, pero siempre con mucho respeto por la dificultad que entraña. En mi carrera, ahora más consolidada y con un rumbo más maduro, poder enfrentarme a ella con conocimientos más asentados y extensos, me ha hecho redescubrir "El trino del diablo" con otros criterios que me parecen apasionantes. Esta obra es más frecuente escucharla interpretada por violín y piano. Pero dada su importancia y fascinación podemos encontrar hoy en día arreglos, como el que vamos a interpretar en noviembre para violín solista y orquesta de cuerda, lo cual aporta otras sensaciones muy interesantes. Hay que encontrar el punto medio entre ser fiel a la interpretación original (para violín solista y bajo continuo) e innovar para aportar ideas musicales nuevas junto a la orquesta de cámara. En palabras de David Oistrakh “Giuseppe Tartini es una de las figuras principales
de la escuela italiana del violín del siglo XVIII. Una escuela cuyo arte es tan significativo hoy como alguna vez lo fue”. La primera versión impresa de la conocida "Sonata Trino del Diablo" aparece en la Obra Barroca titulada L’Art du Violon (1978) del violinista Jean-Baptiste Cartier. Los estudiosos creen que recibió ésta del violinista francés Piere Baillot que estudió con Pollani en Roma; que a su vez fue discípulo de uno de los alumnos favoritos de Tartini, llamado Pietro Nardini.

Cartier escribe en su tratado que fueron los alumnos de Tartini quienes apodaron esta sonata con el famoso nombre de "El trino del diablo”, cuyo origen está en el relato que hacía Tartini sobre un sueño que tuvo. Este relato ha llegado a nosotros gracias al astrónomo francés Joseph-Jérome De Lalande como parte de sus Memorias sobre los viajes que hizo por Italia. Lalande visitó a Tartini el cual le contó el sueño que había tenido y que el astrónomo recogió de la siguiente manera:

“Una noche de 1713 soñó que había hecho un pacto con el diablo, quien prometió estar a su servicio en todas las ocasiones; y durante esta visión todo tuvo éxito según su mente.... En resumen, imaginó que le había dado al diablo su violín, para descubrir qué clase de músico era; cuando a su gran asombro, lo escuchó tocar un solo tan singularmente hermoso y ejecutado con un gusto y una precisión tan superiores, que sobrepasaba todo lo que jamás había oído o concebido en su vida. Tan grande fue su sorpresa y tan exquisito su deleite a esta ocasión que le privó de la capacidad de respirar. Despertó con violencia de esta sensación, e instantáneamente agarró su violín, con la esperanza de expresar lo que acababa de oír, pero en vano. Sin embargo, luego compuso una pieza que es quizás la mejor de todas sus obras (la llamó "Sonata del diablo"), pero era tan inferior a lo que había producido su sueño, que declaró que debería haber roto su
instrumento y abandonar la música para siempre, si hubiera podido subsistir con otros medios.”

Hoy en día existen varias teorías sobre cómo Tartini compuso esta sonata, ya que no podemos acceder al manuscrito original de la misma. En 1713, Tartini se refugió en un monasterio franciscano huyendo de ciertas dificultades personales. Fue en este contexto en el que tuvo el sueño. Aquí, Tartini era un compositor adolescente, por lo que parece algo extraordinario que nada más despertarse del sueño escribiese la sonata completa. Los estudioso defienden que Tartini pudo haber escuchado del diablo la famosa sección del doble trino del tercer movimiento, lo anotara en un papel y que en un período más extenso, fuera escribiendo la sonata. De hecho, expertos en Tartini, no sólo catalogan esta obra como un trabajo posterior en su carrera compositiva, sino que en ella misma se pueden ver tres períodos distintos de composición.

Sigue siendo apasionante, desde mi punto de vista, saber que esta obra ha estado en continua evolución y revisión desde la muerte de Tartini. De hecho, un ejemplo excepcional de ello es el arreglo realizado por el violinista y compositor Fritz Kreisler, quien añadió una cadencia magistral al tercer movimiento, convirtiéndose en una de las versiones de la obra más populares de todos los tiempos.

Esta sonata consta de tres movimientos. El primero es de un lirismo conmovedor con un tristeza contenida. El virtuosismo melódico de Tartini queda demostrado por los modos cromáticos. Es como una canción, basada en una danza siciliana lenta, que te deja inmerso en una ensoñación. El segundo movimiento es el contraste perfecto al Larguetto introductorio. Tiene un carácter enérgico entre los trinos, arpegios, bariolage y el juego de golpes de arco cortos característicos de la escuela de Padua. Para el violinista es un “Tour de force”. El elemento principal son los trinos. El gran maestro Leopold Auer los llamaba “trinos breves
e irónicos” y decía “digo breves porque hay que tener cuidado de que no se extiendan de modo que su duración interfiera con el flujo de la melodía”. El tercer movimiento de la sonata se conoce como el “Sogni dell Autore” o sueño
del autor, donde vamos encontrar contrastes expresivos y técnicos entre el Grave y el Allegro. Tiene un tinte heroico, dramático y virtuoso. La Cadenza, compuesta por Kreisler, es una de las más complejas y difíciles del violín, donde el protagonista van a ser las dobles cuerdas, los trinos y el marcado tinte romántico.

Tienes ya un estilo propio. Esto lo da el estudio, la madurez y la experiencia. ¿Qué habrá de tuyo en esa interpretación?

Lo que hay de mí en esta interpretación es el estudio en profundidad de Tartini, de la Escuela de las Naciones y de Padua, su tratado de ornamentación y el seguimiento de la evolución interpretativa de esta obra y especialmente de la Cadenza. He escuchado horas y horas las diferentes interpretaciones con la partitura delante e intentando como siempre aprender de los grandes y ver qué puedo aportar yo, desde mi humilde carrera violinística. Es una oportunidad siempre volver a esta obra porque en si misma nos hace crecer a todos los violinistas técnicamente, musicalmente y humanamente.

¿Qué aporta ser solista y luego volver a integrarte en la orquesta? ¿Es compleja esa transición?

Hay que hacer un cambio mental, incluido la concentración, la manera de tocar.
Ser solista requiere una responsabilidad equiparable a cualquier otro momento como violinista, ya que para mi, el foco está siempre en el público que viene a escucharnos. Desde mi punto de vista, lo que cambia es la exposición ante el oyente, que como solista es más. Creo que es muy enriquecedor tener la oportunidad de ser solista y de tocar en la orquesta.

¿Cómo ves a Iberian Sinfonietta?

La veo con ojos lleno de motivación y de cariño, ya son 4 años perteneciendo a
esta orquesta y siendo dirigido por Juan Paulo Gómez. Cuando te das cuenta un día que algo forma parte de tu rutina, es que ese algo ya es importante para ti.
Como otras veces he resaltado, admiro el proyecto que lleva con determinación el director, ofreciendo cultura de manera sistemática a la comunidad malagueña, acto encomiable con los tiempos que corren.

Es una orquesta que sigue en evolución y siempre dando un paso más en el repertorio. Además de dar la oportunidad, tan escasa en la sociedad, de los miembros de la orquesta de realizar conciertos como solistas, como es ahora en mi caso y en otras ocasiones de mis compañeros y compañeras. También, Iberian Sinfonietta es un foro de encuentro con músicos y compositores externos a la orquesta. Ojalá fuera un ejemplo a seguir en otros contextos.

Algo que se nos quede en el tintero

Gracias estimado Juan Paulo por darme la oportunidad de estudiar e interpretar "El trino del diablo", que no es otra cosa que darme la oportunidad para crecer como ser humano y ser mejor persona, gracias a los conocimientos, la disciplina y el estudio que imprime esta obra. Será un día bonito sentirme acompañado por mis compañeros y compañeras y espero de todo corazón que ese día el público disfrute y se emocione.

Me gustaría que me permitiera mi director cerrar esta estrevista con las palabras
que Tartini escribe en una carta que acompaña a unas sonatas que manda al rey
prusiano Federico El Grande. Estas palabras describen perfectamente la oportunidad a nivel humano que es para un violinista poder estudiar a Tartini, y dice así:

“…es imposible, sin excepción, que otro hombre, sea quien sea, se parezca en algún aspecto de mi personalidad y de mi expresión, como es imposible que un hombre se parezca perfectamente a otro. Para revelar algo de mi carácter y de mi intención debo decir que, en la medida de lo posible, me siento más a gusto con la naturaleza que con el arte, ya que no tengo otro arte que la imitación de la naturaleza. De hecho, en mi vejez, como ya no puedo apegarme a la naturaleza particular de mi especie, me apego, en la
medida de lo posible, a la naturaleza universal del genio, que encuentro suficientemente placentera y satisfactoria.” (Tartini and the Tongue of Saint Anthony, p. 445).

Nos despedimos del Maestro, deseándole toda la suerte del mundo en su interpretación de la sonata “El trino del diablo”, con la que comenzará la velada del próximo 25 de noviembre.

Jorge Rodríguez Morata
Coordinador de contenidos pedagógicos.

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